¿Cuándo empezó la convivencia entre gatos y humanos?
Los gatos tienen un origen muy lejano. No obstante, la relación entre humanos y mininos empieza al parecer en el Antiguo Egipto. En esa época la aparición de la agricultura propicia la presencia de los gatos y éstos empiezan a ser apreciados por su dulzura, su gracia y su independencia y a ser un animal adorado.
Según la mitología egipcia, su dios Ra envió a su hija Sekhnet para luchar contra la rebelión de los hombres. Sehknet era una leona y su padre, el dios Ra, no aprobó el comportamiento que tuvo. Para ello, envió a Onuris, que la amansó y la convirtió en una gata: Bastet, lo que constituyó la primera consagración a un gato, sobre el 350 a.C.
A partir de entonces se propiciaron una serie de leyes del faraón que impusieron una protección rigurosa para los gatos: quien matara a un gato se arriesgaba a la pena de muerte. Incluso, muchos padres egipcios llamaban a sus hijos con nombre de felino, especialmente a las niñas. Se sabe que muchas egipcias se llamaron Mit o Miut.
En el mismo Egipto se empezaron a celebrar funerales para enterrar a los gatos. Estas celebraciones estaban colmadas de lujos y honores, incluidos ratones embalsamados. La familia a la que pertenecía el gato muerto guardaba luto y se afeitaba las cejas.
2000 años más tarde, en Europa, empezó a existir el mismo aprecio a los gatos y ello propició tenerlos dentro de los hogares, por razones puramente emocionales. De hecho, hoy en día es uno de los animales de compañía preferidos en todo el mundo, por su autonomía y por los numerosos beneficios que aporta a la convivencia con humanos. Entre otros, ayuda a disminuir el estrés, la tensión arterial y la frecuencia cardiaca. Es más, algunos estudios destacan que la convivencia entre felinos y humanos mejora los niveles de las hormonas asociadas al bienestar y ayuda a que aumente nuestra autoestima.
Este post tiene 0 comentarios