
Terapias con perros para reducir la exclusión social
En Picart nos encanta compartir contigo historias que tienen a nuestros amigos los animales como protagonistas y más aún si se trata de historias de superación como ésta. En esta ocasión te presentamos a Balú, un precioso Cavalier King Charles Spaniel de dos años y medio, y el niño con quien hace terapia, con Trastorno del Espectro del Autismo (TEA).
¿Qué es el Autismo?
Es un trastorno neurobiológico del desarrollo que ya se manifiesta durante los tres primeros años de vida y que perdura a lo largo de todo el ciclo vital. Las personas que padecen autismo presentan algunos síntomas muy identificativos.
Los niños con autismo en edades tempranas muestran por ejemplo desinterés por jugar con otros niños, no comparten actividades y evitan el contacto físico con sus compañeros, además de otras señales.
También padecen retraso en la adquisición del lenguaje (en algunos casos ni siquiera llegan a hablar) y tienen incapacidad para mostrar empatía, lo que les hace aislarse de las personas de su entorno y disminuye sus posibilidades de aprender a desenvolverse en sociedad.
Los perros de terapia
Los perros son animales inteligentes y cariñosos que disfrutan con la compañía humana y no necesitan hablar para transmitir su afecto, no juzgan a las personas y no requieren un nivel de comunicación exigente; además, son capaces de aprender a obedecer órdenes sencillas y se adaptan perfectamente a la rutina que necesitan los niños con autismo.
Estos peludos cumplen las siguientes características:
- No tienen miedos
- No son agresivos
- No son reactivos
- Se dejan tocar
A los perros seleccionados para hacer terapia se les ha entrenado con un adiestramiento de base y conocen a la perfección las órdenes más sencillas: siéntate, quieto, ven, suelo, andar al lado. Y además se le enseñan habilidades específicas como son: recoger cosas del suelo; subir a la silla; pasar por debajo de las piernas, aros y demás; colocarse en el regazo, etc., dependiendo del perro y del tamaño del mismo. Destacamos que todo el adiestramiento se hace en positivo siempre.
Balú
La madre del niño con TEA trabaja en una empresa que gestiona varios centros sociosanitarios con personas mayores dependientes. Esta madre conoce las terapias con perros porque en sus centros las practican con la Asociación de Acción Social Discan, con muy buenos resultados, con la madre «humana» de Balú, que es psicopedagoga. Por su experiencia en el trabajo seleccionó directamente a Balú.
Balú llegó a su vida cuando el niño tenía 3 años, justo después de haber sido entrenado específicamente para ser perro de terapia y ya llevan juntos casi 3 años. En su caso, la terapia consiste en hacer juegos participativos directamente con el niño, dirigidos a mejorar el contacto visual, la tolerancia al contacto físico y a favorecer la comunicación y el lenguaje. Desde un principio la experiencia para el pequeño fue tan positiva que la madre decidió pasar de la sesión semanal inicial a dos sesiones por semana, puesto que veía cambios muy positivos en cuanto a la relación y comunicación funcional de su hijo.
Durante estos 3 años de terapia a domicilio, Balú y su amigo han conseguido muchos avances. El niño dice palabras y usa un poco de lenguaje verbal, éste es muy guiado y no muy amplio. Así que el día que Laia, la técnica de asistencia de Discan escuchó por primera vez “Te quiero mucho” en boca del niño sintió que había que explicarlo.
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