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¿Cómo hacer buenas migas con un gato?

Los que conviven con felinos saben que no es del todo fácil ganarse su confianza, aunque también sabrán que la fama de ariscos no es cierta, ya que pueden llegar a ser muy cariñosos. Hoy queremos darte los mejores consejos para llevarte bien con un gato, tanto si has decidido empezar a convivir con uno o si vas a visitar el felino de algún familiar o amigo y no sabes muy bien cómo relacionarte con él.

Como expertos en alimentación animal sabemos que los felinos necesitan tiempo para tomar contacto con las personas y por eso no podemos lanzarnos a acariciarlos nada más verlos, ya que podrían mostrarse enfadados o reticentes con nosotros. Lo mejor es acercarnos despacio hacia el gato hablándole lentamente y con suavidad, antes de posar nuestra mano sobre su pelaje. Para acariciar a un gato, sobre todo si nos referimos a la primera toma de contacto, lo mejor para ganarte su confianza es observarlo y entender su manera de ser, darle un lugar seguro al que pueda acceder sin problemas y en el que pueda refugiarse siempre que lo necesite. De este modo, el gato verá en ti un amigo o aliado, el cual se preocupa por él, le ofrece comida y agua, lo cuida…

Otro trucos que funcionan muy bien para que tome confianza es colocar su caja de arena en un sitio fijo y que sea un lugar seguro, en el que pueda obtener la privacidad que necesita. Así como ofrecerle la autonomía y el espacio que necesite, sin forzarlo a salir, poniendo a su alcance posibles recovecos a los que poder trepar o en los que poder esconderse y acurrucarse con facilidad.

¿Cómo acariciarlo?

A diferencia de los perros, los gatos no están cómodos con el contacto visual de los humanos, así que será mejor que lo evites, ya que pueden verlo como una actitud desafiante. Esto demuestra que cada ser vivo es un mundo y cuenta con necesidades distintas y específicas, así que lo primero que debes hacer es no mirarle fijamente, para que no se sienta intimidado.

Lo mejor es empezar acariciando la zona de la cabeza o el lomo, ya que son las zonas que más le gustan, aunque deberás observar su comportamiento para saber qué prefiere. Si ves que en ese instante no está muy receptivo, es mejor dejarlo solo y probar de nuevo más tarde. Lo mejor es respetar su ritmo y sus preferencias, ya que puede que necesite más tiempo para confiar en nosotros o que prefiera estar solo.

Las zonas más sensibles, como son la barriga o la espalda, es mejor dejarlas para el final, porque aunque ya estemos masajeando agradablemente sus zonas preferidas, podría suponer un cambio de comportamiento si pasamos a acariciar las zonas más sensibles de su cuerpo. Lo mejor es mimarlo de forma gradual y viendo en todo momento su reacción y comportamiento. Siempre acarícialo de forma suave, ejerciendo una ligera presión con los dedos y haciéndolo de forma circular, para que se relaje y se sienta tranquilo a tu lado.

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