Cómo saber si tu gata está embarazada y qué cuidados necesita
Al igual que ocurre con las mujeres, las gatas sufren cambios de dos tipos durante el embarazo: físicos y de comportamiento.
En este post vamos a darte pistas para descubrir si tu gata está gestando, aunque por supuesto la palabra definitiva la tendrá tu veterinario, generalmente a través de una ecografía.
El dato básico consiste en saber si tu gata ha tenido opción de aparearse con un macho. Si tu gata no ha salido de casa, no hay opción de embarazo y cualquiera de estos síntomas podrían deberse a otra patología.
Cambios físicos de una gata embarazada
Los cambios en el cuerpo de una gata embarazada son los más evidentes, pero también los que más tardarás en detectar.
El embarazo de las gatas dura entre 63 y 67 días de media, pero hasta que no han pasado los primeros 20 días, no hay ningún cambio físico que evidencie el embarazo. Estos son los cambios más habituales:
- Ligera hinchazón y cambio de color de los pezones, que se enrojecen un poco (para que los futuros gatitos los encuentren más fácilmente cuando vayan a mamar).
- Abdomen abultado. Conforme avance el embarazo, la barriga de la gata irá creciendo a medida que los fetos vayan desarrollándose en su interior.
- Aumento de peso. Por lo general, las gatas embarazadas suelen ganar entre 1 y 2 kilos durante el embarazo, dependiendo del número de crías que vaya a tener.
Cambios de comportamiento en una gata embarazada
Estos son más difíciles de detectar que los cambios físicos, pero también son los que llegan primero. Así que si crees que tu gata puede estar embarazada, fíjate bien en ellos:
- Más sueño. Los cambios hormonales y el esfuerzo del organismo para que los fetos se desarrollen pueden hacer que la gata necesite más horas de descanso.
- Náuseas. Al igual que las mujeres, las gatas también pueden tener náuseas durante el embarazo.
- Mayor o menor apetito. Si detectas que tu gata tiene menos hambre de lo habitual (o más, aunque el aumento del apetito es más habitual en la última fase del embarazo), puede que esté embarazada.
- Es más cariñosa o más arisca. Si ronronea más y busca mimos (más de lo normal) puede deberse a un comportamiento maternal. También puede que, si el embarazo le provoca malestar, esté más arisca de lo habitual.
- Empieza a preparar el nido. Es habitual que, en la última etapa del embarazo, tu gata tenga la necesidad de crear un entorno adecuado para sus cachorros. Puede que lleve su cama a otro rincón, que lleve una mantita o un cojín…
- Celo. Podrías pensar que, si está embarazada, tu gata no debería tener celo. Pero hasta pasados 15 días de la fecundación, el celo puede darse igualmente aunque esté gestando.
¿Cómo cuidar a una gata embarazada?
Además de mimarla mucho y estar atento a cualquier síntoma de malestar, una gata embarazada necesita varios cuidados:
- Llévala al veterinario todas las veces que sea necesario. El veterinario marcará las visitas básicas, pero si durante el embarazo tienes dudas o lo crees necesario, consulta con él todo lo que necesites.
- Ten cuidado con su barriga. Durante el embarazo, su vientre estará más sensible y es mejor no tocarlo. Si tienes que coger a tu gata, hazlo por debajo de las patas, no por la barriga, pues además de hacerle daño a ella podrías estar dañando a los gatitos.
- Dale una alimentación adecuada. Durante el embarazo, las gatas necesitan un aporte extra de calorías, proteínas y energía. Elige un pienso que le dé todos los nutrientes necesarios para su bienestar y también para el desarrollo de las crías. Hay piensos formulados específicamente para gatas embarazadas, como Picart Select Kitten Chicken and Rice. Es un alimento para cachorros que resulta ideal para gatas gestantes, con un mayor contenido en proteína y más calórico. Disponible en pienso seco y también húmedo.
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