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Los perros mejoran la estancia de los pacientes hospitalizados

La imagen de un perro visitando a un paciente en un hospital hace unos años nos parecería de película. Pero todos los amantes de los animales, especialmente los que tenemos un perro en la familia, entendemos, sin necesitar ninguna prueba científica, que puede ser algo muy beneficioso. La buena noticia es que se ha demostrado que es así.

La presencia de perros en entornos hospitalarios ha dejado de ser una rareza para convertirse en una práctica terapéutica cada vez más común. Las terapias asistidas con perros, implementadas en hospitales, han demostrado una serie de beneficios significativos para la salud mental y física de los pacientes. Específicamente, las terapias con perros de acompañamiento se llevan a cabo en centros de salud, siendo un recurso valioso para mejorar la experiencia de aquellos enfrentando largas estancias o procedimientos delicados.

Beneficios comprobados

Profesionales a cargo de estos programas aseguran que la visita de perros no sólo disminuye la ansiedad de los pacientes ingresados, sino que también infunde un sentido de optimismo en relación con su recuperación o las operaciones que puedan enfrentar. De hecho, muchos expresan el deseo de adoptar un animal al salir del hospital, sirviendo como una poderosa motivación para seguir adelante en su proceso de recuperación.

Rompiendo la monotonía y motivando a moverse

Además de los beneficios emocionales, las visitas caninas rompen la monotonía de los ingresos hospitalarios. En el caso de pacientes que tienen la capacidad de caminar, la presencia de estos amigos peludos motiva a dar paseos, fomentando la actividad física y contribuyendo a una recuperación más rápida. Este estímulo tanto mental como físico se traduce en una mejora integral en la salud de los pacientes.

Selección rigurosa de perros terapéuticos

No todos los perros son aptos para este tipo de terapias. La presencia en un entorno hospitalario exige animales tranquilos, acostumbrados al trato con personas, sin tendencia a ladrar y capaces de soportar el ambiente hospitalario con sus ruidos y olores. Otras cualidades de los perros de terapia incluyen un carácter predecible, equilibrado y sin miedo.

No existe una restricción de razas de perro de terapia, pero se ha demostrado que los más adecuados son los Labrador retriever y Golden retriever, por su sociabilidad; los pastores alemanes, por su carácter equilibrado, y los spaniels y cockers, porque son muy cariñosos.

En resumen, las terapias con perros en entornos hospitalarios no sólo ofrecen beneficios tangibles para la salud mental y física de los pacientes, sino que también añaden un toque de alegría y motivación en momentos difíciles. ¡Y es que los perros son compañeros de vida geniales!

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